domingo, 5 de agosto de 2012

El cine español y la justicia

El cine es el arte cotidiano de nuestro tiempo, la muestra más potente de su consumo masivo y de su democratización. Es evidente que solo una parte del cine merece esta noble consideración, pero también lo es que su consumo se extiende a cualquier grupo o condición social salvo casos extremos de absoluta marginalidad. Constituye siempre, incluso en las costosas fórmulas de recreación histórica, una percepción de presente que nos muestra la convicción de sus realizadores, su manera de interpretar el mundo que les toca vivir. Entender el buen cine es entender la vida que nos rodea. Saber disfrutarlo cuando aalcanza la categoría de arte es saber vivir más allá de las condiciones biológicas que nos impone la existencia corporal.
La cinta No habrá paz para los malvados, al margen de otras virtudes que sin duda tendrá, ha permitido que asistamos al derroche interpretativo de José Coronado (qué hubiera conseguido de haber firmado esta interpretación en otras latitudes) y a la convicción de que podemos hacer muy buenos productos sin más pretensión que la que debe inspirar a un artista.
No seré yo quien recuerde a destiempo, después de tanto merecido elogio, las virtudes sobradas de esta película española.  Solo tengo un pero que oponerle y lo que pienso hacer.