sábado, 28 de noviembre de 2009

El camino a Rabat


Estos cielos se apagan como lentos suspiros
y el camino traspasa un sendero invisible
abierto junto al pecho. Más allá de la tarde
el Sur se nos ofrece como extrañas promesas
de vejez y misterio. Alguna vez yo supe
preguntar al silencio frutal de los viajes
pero ahora el otoño es quien hace preguntas
igual que si mirara a un pequeño horizonte
que habitaba contigo antes de la partida.
Aunque vamos al Sur el tiempo se hace turbio.
Como si fuera Norte nos confunde y acoge
una esperanza fría. Veníamos de un Estío
y quizá lo trajimos sin querer a este Otoño
como un niño mimado que niega su cansancio.