
Me dijiste
yo no tengo nostalgia.
Pero al mirarte supe
que tú solo sentías nostalgia,
que tú solo tenías nostalgia,
que tenías tanta y tanta nostalgia
que lo anegaba todo y confundía
el tiempo que vivías sin remedio
.
Te rodeaba
tanta nostalgia
que era casi imposible comprenderte
sin los ojos atentos del recuerdo.
Tú solo podías tener nostalgia,
tú solo querías sentir nostalgia
y aunque tú me dijeras sin mentirme
yo no tengo nostalgia, precisamente era
esa ingrata nostalgia que negabas
la que a tí te tenía.